Esta cita define muy bien lo que está pasando en este mundo en el que vivimos. Después del terrible atentado de Paris, estoy escuchando un sinfín de análisis sobre lo ocurrido, casi todos apuntan hacia el fundamentalismo religioso como causa. Es cierto, sin duda los autores se definen como grupo en torno a la religión, pero no podemos quedarnos ahí, no podemos para de analizar en este punto. Si seguimos en la línea de argumentación, la siguiente pregunta es: ¿por qué estos jóvenes se han refugiado en el ideal religioso como fundamento de sus vidas?
La respuesta está clara, no hemos sido capaces como sociedad de darles una alternativa. Si mi hijo que es un joven de veinticinco años bien formado académicamente, a pesar de tener acceso a varios empleos, no puede ni plantearse un futuro próximo sin depender de nosotros, es obvio que jóvenes que no han recibido una formación de ese nivel, las causas las podemos analizar en otra entrada, ven un túnel negro en su futuro. Si además los valores que les inculcamos como sociedad democrática, son el tanto tienes tanto vales, y la monetarización de todos los valores, vamos dando forma al coctel que se ha preparado esta sociedad. Sumando además que desde la religión se les da una salida desde un punto de vista ético y esperanzador, a mi juicio radicalmente falso y dogmático, pero que no deja de ser una salida, hay tenemos la verdadera causa del problema.
La solución no pasa por medidas represivas, ni por fomentar una xenofobia que a los primeros que daña es a los que la sienten, la solución está en la EDUCACIÓN, que es la verdadera arma de construcción masiva.
Pero volvemos a las paradojas, y desde la altas esferas se eliminó el área de EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA, y se potenciaron las de religión y otras como educación financiera, que no digo que no sean necesarias, pero no podemos crear ciudadanos que sepan gestionar cuentas bancarias y balances pero que no sepan ser solidarios, y personas que solo vean la justicia social a través de los ojos de la caridad religiosa.

Si los jóvenes se sintiesen orgullosos de pertenecer a una sociedad justa, no acabarían abrazando otros valores que son perversos en el fondo. Estamos a tiempo, no pensemos solo en el rendimiento económico, pensemos en que ofreciendo a nuestros jóvenes una sociedad más justa, esto se puede arreglar. Desde las escuelas nos ofrecemos a intentarlo, espero que los que legislan sepan estar a la altura y reflexionen en lo que le conviene a esta sociedad.
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