UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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lunes, 30 de mayo de 2016

¿Quiero ser un maestro "cool"?



Se habla mucho de innovación educativa, es un título que los maestros que buscan reconocimiento quieren tener atribuido.  Parece que si no eres innovador no eres un buen maestro/a, y puedo estar de acuerdo que una de las características de los docentes ha de ser la innovación, pero tiene que ser una cualidad intrínseca a  nuestra labor, no debería ser algo que haya que destacarse como virtud diferencial.
La cuestión es que de tanto usar el término  va perdiendo su significado real, y acaba asociándose a lo que en inglés se define como "cool" y no es eso.
Como además parece que debe figurar en la tarjeta de presentación que los docentes presentan, si no eres innovador no eres nada, se puede acabar forzando esta situación, y no consiste en ponerse ninguna etiqueta ni en ser un maestro/a mediático, consiste en adaptarse a los alumnos/as en el mayor grado posible.
Estoy escribiendo el post y acaba de llegar un artículo que ha escrito Fernando Andrés en el blog de Atlántida Aragón sobre el tema, no puedo estar más de acuerdo. No consiste tampoco en clasificar una práctica docente como buena o mala, en virtud de su actualización o de los elementos que utilice. Sobre todo por el factor subjetivo que cualquier juicio conlleva, nos va a aparecer bueno lo que nosotros realizamos y no tanto lo que se aleja de nuestros usos educativos. Así que debemos andar con mucho cuidado a la hora de calificar las actividades de los demás, sobre todo si no somos conscientes de la realidad que envuelve la práctica educativa.
Nuestro afán de gloria puede llevarnos a no ser empáticos/as con el trabajo y la labor de otros docentes, desdeñando algunas prácticas por tener un punto de vista diferente. Si la labor del compañero está sustentada en una evaluación concienzuda de su proceso educativo, debe tener nuestro respeto. Más aún cuando alguna de las supuestas prácticas innovadoras que se llevan a cabo y que pueden ser muy aplaudidas como novedosas, carecen de ese soporte evaluador.
Cito ahora a Fernando Andrés: "Existe un riesgo, real aunque restringido, de pervertir el cambio cuando se trabaja para alcanzar fines espurios. Cada vez los profesionales estamos más tentados a satisfacer propuestas mediáticas o buscar el reconocimiento en las ya innumerables convocatorias para obtener distinciones o premios. Es necesario diferenciar, ninguna convocatoria es igual a la otra, aunque es mejor entender que el reconocimiento viene de los más cercanos y son ellos los que deben hacer trascender nuestra experiencia. Es verdad que el márquetin educativo es importante si sirve para mostrar lo que hacemos a un entorno cada vez más amplio, pero no para inventar una imagen que nos convenga y nos dé réditos."
Últimamente estoy reflexionando mucho sobre este tema y creo que hay que tener mucho cuidado. Coincido plenamente con él, a veces el afán por recibir un reconocimiento o el ansia mediática, nos hace olvidar que el verdadero lugar donde debemos buscar el feed-back emocional de nuestra labor está en nuestro entorno más cercano. Podemos reconocer una labor de alguien ajeno a nosotros como acertada y positiva, pero no somos conscientes de todas las dificultades que ha tenido que sortear, ni los beneficios a los que ha podido acogerse, factores muy importantes a la hora de otorgar un reconocimiento. Sin embargo sí que podemos juzgar todos estos elementos en la labor de los que nos rodean. Por eso la evaluación debe venir principalmente de nuestro entorno más cercano y no tanto de las instituciones que se basan más en las luces que reflejamos que en las que somos capaces de emitir por nosotros mismos. Si no es así. la niebla acabará por comerse nuestro paisaje, puesto que no seremos capaces de usar las otras luces que tenemos  cerca.


viernes, 27 de mayo de 2016

Cocinamos con Jamie Oliver. Apoyos de compensación educativa 6

Seguimos trabajando ABP con nuestro proyecto "Clases de cocina", donde nuestros alumnos/as enseñan a cocinar a través de una serie de vídeos que estamos realizando.
No voy a volver a describir como trabajamos cada una de las competencias, eso ya lo he explicado anteriormente.

Esta vez hemos recogido el guante que lanzó el chef Jamie Oliver y hemos preparado una tortilla. No es una tortilla cualquiera, tenía que hacer referencia a España y claro, no podía tratarse de una tortilla de patata.

Lo primero que hicimos fue diseñar el plato con elementos fáciles de conseguir, queríamos dibujar la bandera española  pero de forma rápida y sencilla, los niños pensaron como lo íbamos a hacer, aunque tengo que reconocer que les dirigí un poquito, jajajaj.
Lo mejor de esta sesión ha sido que Kevin, que esta vez toma la dirección del grupo, ha sido capaz de vencer su timidez, y de verdad que tiene mucho mérito.
Nos ha servido para evaluar los avances en la competencia lingüística, y hemos salido muy satisfechos, no quiero ni comentar como hemos avanzado en nuestra competencia emprendedora.
Hemos descubierto un camino muy bien asfaltado y estamos cogiendo velocidad.






jueves, 26 de mayo de 2016

EL BENEFICIO DE LA EVALUACIÓN APLICADO A LAS LEYES. JORNADA CONTINUA 12

Leo esta frase en el Periódico de Aragón y me anima a creer en las instituciones: "Es una orden mejorable, pero creo que estamos en el equilibrio", apuntó Garcés, que añadió, en este sentido, que "ahora es momento para la evaluación".
Hace referencia a la ley de Tiempos Escolares que se ha promulgado y llevado a cabo durante este curso en la comunidad autónoma de Aragón y la pronuncia D. Jesús Garcés, Director General de Innovación Equidad y Participación del Departamento de Educación. Puede parecer una frase más, pero para mí es importante, puesto que gira en torno a la palabra clave EVALUACIÓN.
Si realmente se es consciente de cuando se promulga una ley o una norma, es necesario hacer posteriores análisis para revisar y corregir las posibles desviaciones y errores que se van encontrando, se puede y se debe analizar la primera actuación de forma mucho más comprensiva.
Se puede entender que las primeras actuaciones, por intentar desatascar una situación que no se había querido afrontar anteriormente, se hiciesen precipitadamente. Es más, somos educadores y docentes, y sabemos que es mejor realizar correcciones posteriores sobre situaciones puntuales, que no se habían tenido en cuenta a la hora de hacer una programación, que no hacer nada para evitar que las consecuencias negativas puedan afectarme.
En política se tiende a tener el no cometer errores como un valor positivo, aunque suponga inacción. Yo creo que es todo lo contrario, para que las cosas mejoren es necesario intentar verlas desde muchos puntos de vista y actuar desde todos ellos. Indudablemente no hay que hacerlo de forma precipitada, pero sí valiente. Valentía no hay que confundirla con terquedad, eso sería necio.
Una idea puede ser muy buena, pero es todavía mejor, si el autor/a de la misma está dispuesto a realizar las correcciones necesarias para que sea de utilidad al mayor número de ciudadanos/as posible.
Por eso es muy importante que ahora  se haga un análisis de la resolución y las consecuencias que ha tenido, se tengan en cuenta las situaciones particulares que se han producido y se analice el número de votantes,  si la mayoría cualificada que se había propuesto era adecuada, si el modelo de votación propuesto era el más justo y el que más favorecía la participación de todos/as los afectados, o si era recomendable el poder de veto que han tenido los claustros y los consejos escolares.
Creo y no tengo razones para dudar, que todas estas cosas se van a tener en cuenta en el proceso de evaluación, que se van a tener en cuenta de cara a la próxima convocatoria y que el proceso con su continuidad se va a normalizar sin tanta tensión e intereses ajenos a los deseos y las necesidades de las familias, que es lo que en el fondo debe tenerse en cuenta. El buen político no es el que da el campanazo, sino  el que sabe ajustar bien todo  el carrillón aunque necesite varios intentos.




lunes, 23 de mayo de 2016

ENTRE LA INNOVACIÓN Y LA NOVEDAD ESTÁ LA EVALUACIÓN

En estos momentos hay una ebullición de ideas en el mundo educativo, con un  ingrediente mágico que es la innovación, pero tenemos que tener cuidado a la hora de otorgar este título. Es la palabra clave, una vez que la has mentado, los argumentos que puedan surgir en contra de la teoría que se propone, quedan empequeñecidos por una extraña ley no escrita. Está mal visto ir en contra de lo se ha tildado como innovador.
Podemos tener un montón de ideas para llevar al aula, en un principio no podemos calificarlas salvo de ocurrencias. No quiero decir que sean algo negativo, ni mucho menos, de estas primeras ocurrencias es desde donde luego nacen las ideas innovadoras.
Nosotros aplicamos un filtro  a las primeras propuestas, y las vamos matizando hasta llegar a la práctica innovadora, tanto a nivel organizativo como pedagógico, que intentamos poner en marcha.
Pero tenemos siempre en mente una idea que es clave, EVALUACIÓN, y debe ser constante y precisa, se tiene que basar en hechos constatables y cuantificables, si no es así pierde gran parte de la validez que pretendemos otorgarle.
Si planteamos una propuesta novedosa e innovadora en nuestro centro, como pueden ser los grupos flexibles, debemos realizar continuos ajustes que nos permitan afinar la eficiencia de la propuesta.
Podríamos caer en la tentación de basarnos en la opinión de los compañeros/as como herramienta de feed-back, y lo hacemos, pero no de forma exclusiva. Ahí está la importancia de esta evaluación, debemos encontrar elementos cuantificables. Nosotros/as en este caso utilizamos el desarrollo de las calificaciones del IES de referencia en la primera evaluación del primer curso de la ESO.
Cada año el instituto nos las remite, y con ellas hacemos una estadística de la evolución de estas calificaciones, tanto en términos absolutos, como en referencia a otros alumnos/as que no han pertenecido a nuestro colegio.
También las pruebas de diagnóstico de cuarto antes, y de tercero ahora, pueden servirnos para medir esta labor. Nos dan un baremo preciso  de  la situación actual de nuestros niños/as, y a lo largo de los cursos podemos calibrar la eficiencia de nuestra medida de innovación organizativa.
De la misma manera, intentamos evaluar todas las medidas innovadoras que aplicamos en su vertiente pedagógica, por ello nos tomamos muy en serio la evaluación. La utilización de la herramienta calificadora, y la obtención a través de ella de una calificación competencial bastante fidedigna, nos revela así mismo datos interesantes que nos hacen analizar el proceso educativo en forma conjunta.
Muchas veces los maestros no buscamos precisión en la evaluación de nuestra labor, y es muy importante utilizar instrumentos que den validez científica a lo que estamos desarrollando.
Si llevamos a la práctica la coevaluación entre docentes que planteé en una entrada anterior, no puede estar marcada  exclusivamente por posteriores comentarios subjetivos entre maestros/as. La observación debe seguir unas pautas marcadas previamente y que nos dirigen hacia la observación de unos determinados elementos significativos, basándonos en varias y diversas herramientas e instrumentos de evaluación.
Es la rigurosidad en el proceso de evaluación de las ideas innovadoras que pueden ir surgiendo, la que les va a otorgar ese carácter de necesaria rigurosidad científica. Sin él no tendremos ideas innovadoras, simplemente serán nuevas, pero inútiles si no demostramos que son eficaces.
Si planteamos seguir un nuevo camino, debemos tener muy claro el final, puesto que si es un camino en la niebla, seguramente acabaremos perdiéndonos.
IMAGEN: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/


viernes, 20 de mayo de 2016

Actividad de trabajo colaborativo en el colegio

Hoy hemos celebrado en nuestro colegio el FOOD REVOLUTION DAY, una iniciativa del chef Jamie Oliver.
Hemos aprovechado el momento y la motivación. Nuestro grupo de apoyo de compensación educativa, reforzado por otros compañeros voluntarios ,ha dirigido la actividad en E. Infantil. Todo un éxito, lo mejor el refuerzo de la autoestima en mis alumnos/as del grupo de apoyo. Hoy han sido protagonistas y de forma brillante además.
Es uno de esos días en los que puedes decir con orgullo que eres maestro.

Os dejo un video de la actividad.


jueves, 19 de mayo de 2016

MÁS POSIBILIDADES QUE NOS DARÍAN LAS VISITAS A LAS AULAS DE NUESTROS COMPAÑEROS/AS

En la entrada anterior comentaba la posibilidad de entrar en las aulas de otro compañero/a como método de formación ágil, barato y eficaz. Desde luego que habría que superar ciertas barreras culturales y organizativas, pero no me parece demasiado difícil de conseguir. Dándole vueltas a algunos de los comentarios vertidos, me percaté de que sería posible dar una vuelta de tuerca a la medida organizativa para reforzar la eficiencia de la misma. Los maestros/as hablamos sin cesar de la evaluación, de nuevas formas de llevarla a cabo, sobre todo en la que se refiere a los alumnos, pero a la hora de hacer la valoración del proceso y de nosotros mismos/as somos más perezosos y menos originales.
Se comenta la importancia de la autoevaluación y de la coevaluación a la hora de calificar la capacidad y el desarrollo competencial de los alumnos/as, ¿por qué no aplicarlo al proceso y a los docentes? La primera no necesita demasiada infraestructura, una rúbrica puede servirnos, pero siempre está la distorsión de la subjetividad que conlleva en sí misma. Sin embargo la coevaluación cumple casi los mismos objetivos y se trata de algo mucho más imparcial.
Si en los horarios de los docentes hemos contemplado la posibilidad de que puedan acudir a las clases del resto de compañeros/as como medida formativa, organizándose por Jefatura de Estudios para que estas visitas circulen por la mayor cantidad de docentes posibles ¿no sería lógico que además de formarse observando estrategias y metodologías, pudiesen simultáneamente realizar una evaluación de lo que están observando a través de una rúbrica pactada previamente por el claustro?
A mí me parece que sí, sería muy enriquecedor para ambas partes. No voy a entrar si esta evaluación debería tener una consecuencia administrativa o no, que conste que a mi entender sí que se le podría dar, siempre me he mostrado a favor de la superación de una evaluación de la práctica docente por parte del cuerpo de maestros/as. Creo que sería mucho más eficaz que la que pueda realizar un inspector, que no conoce la realidad tan bien como quien está codo a codo contigo. Se puede esgrimir que las filias y las fobias tendrían que filtrarse, pero para eso existen procedimientos que limpian los resultados.
Pero dejémonos de lo administrativo, que es importante pero en menor medida, centrándonos en la mejora de nuestra labor docente, una buena evaluación por parte de los compañeros/as nos daría un rápido feedback de todo nuestro proceso de una forma muy eficaz y rápida. Simultáneamente nos facilitaría una posibilidad de estrategias, que nos proporcionarían tras la visita basándose a su vez en su experiencia, ante problemas concretos que no nos hemos planteado, sirviéndonos a su vez de formación. La formación fluiría en los dos sentidos, enriqueciéndonos mucho más profundamente. Tanto el maestro/a visitado como el visitante obtendrían una mejora en sus esttategías educativas.
¿Y el coste de esta medida? Pues una o dos sesiones semanales de  cada maestro/a. Con esta libranza horaria se podría organizar de forma sistemática por parte del equipo directivo. Consiste en abrir una nueva puerta donde antes había un muro. La innovación consiste en adaptarnos a lo que tenemos, no en plantear soluciones irrealizables en el contexto en el que nos movemos.



lunes, 16 de mayo de 2016

¿Y SI ORGANIZAMOS VISITAS A LAS AULAS DE OTROS COMPAÑEROS/AS COMO FORMACIÓN?

La formación de los maestros/as viene marcada casi siempre por parámetros teóricos. Cuando acudimos a un curso de formación, o asistimos a un seminario, normalmente nos ilustran desde concepciones teóricas y situaciones adaptadas a la teoría que nos van a mostrar. Algunas veces, se nos habla desde la experiencia real del docente que está actuando como formador de formadores, pero no suele ser lo habitual, la más general es que se haga referencia a las experiencias que un tercer docente ha plasmado en algún texto pedagógico.
No digo que todo esto esté mal, todo lo contrario, lo más normal es que acabemos encontrando algún medio de imbricar estas teorías en nuestro desarrollo didáctico y podamos adaptarlas para implementarlas en nuestras aulas con mayor o menor éxito. Pero dependemos mucho de nuestra capacidad de imaginación didáctica, y sin embargo, tenemos a nuestro lado a unos grandes formadores en los que nunca solemos recaer a la hora de planificar nuestra formación, nuestros compañeros/as de centro.
En nuestro país no tenemos cultura de aulas abiertas, todo lo contrario. Habitualmente  nos sentimos cohibidos si otro docente entra en nuestra aula y nos observa en pleno proceso educativo. Es más,  cuesta hacer entender a los compañeros/as la importancia de realizar los apoyos dentro del aula, por el incremento de la eficacia que supone. Cuando se plantea, surgen voces que abogan por la necesidad de separar al grupo físicamente y se apela a los distintos momentos curriculares. Es cierto, los libros de texto no contemplan estas situaciones, y supone un terremoto en nuestros esquemas educativos.
Sin embargo, no hay nada más enriquecedor para poder superar las dificultades que nos plantea un determinado grupo, que ver en acción a otro compañero/a con esa misma problemática y esos mismos alumnos/as. Si alguien es capaz de superar algunas circunstancias con una determinada metodología, los demás podrán adaptarlo a la hora de impartir su currículo y no quiero decir nada si además se está trabajando por proyectos.
En esta situación, la adaptación es mucho más fácil, ya no hay que considerar lo que me cuentan en un grupo de formación y remodelarlo para mi situación particular, aquí coinciden.
Muchas veces creemos que no tenemos nada que mostrar a los demás, que nuestra labor es muy normal y poco innovadora, nada más lejos de la realidad. El desarrollo  de mi trabajo profesional está lleno de matices que son muy aprovechables por el resto de mis compañeros/as, yo no les doy importancia porque son algo habitual en mi método de trabajo, pero para los demás pueden ser fuente y motor de arranque de multitud estrategias que pueden implementarse en su desarrollo didáctico diario.
Cuando entro en una clase, el grupo me canta una cancioncilla que tenemos preparada, que dice "Buenos días D. Francisco, bueno días tenga usted, aquí estamos todos juntos para ampliar nuestro saber" y yo contesto "Para ampliar nuestro saber".  Esta pequeña estrategia me sirve para empezar a captar la atención de los alumnos/as y para que ellos/as se sitúen en el momento en el que estamos, que es el comienzo de una nueva actividad. Los compañeros, cuando lo ven por primera vez, se quedan sorprendidos/as, cuando luego les explico el motivo de la canción, reflexionan sobre nuevas estrategias que sirvan de arranque de su actividad.
Por eso me parece muy importante el poder tener unos momentos a la semana para poder entrar a ver el desarrollo de las clases de otros compañeros/as, es una fuente de formación que no hemos explorado y que sin embargo me parece de una riqueza tremenda. Es fácil de organizar, barata y útil. A veces tenemos rosas en nuestro jardín y no les damos su verdadero valor.