UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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jueves, 29 de octubre de 2015

¿ESCUELA HASTA LOS DIECIOCHO?

La campaña electoral está entrando en el sprint final, y de ahora hasta las navidades vamos a escuchar muchas propuestas.Desde el otro día circula por los medios, la posibilidad de ampliar la educación obligatoria hasta los dieciocho años. Así, a primera vista, parece difícil que nadie pueda oponerse a algo que en principio supone una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía. Podemos suponer que los jóvenes estarán mejor en un centro educativo, que en la calle sin acceder a un puesto de trabajo. Pero sin duda alguna, hay que plantearse en que condiciones se va a llevar a cabo esta obligatoriedad. Los posibles alumnos que ahora mismo están fuera del sistema educativo y, que deberían hacerlo si se cambia la legislación, han renunciado a permanecer en los centros educativos. No es el mismo caso que el de los universitarios que no pueden continuar sus estudios por problemas económicos. Se trata de personas que ven los institutos como una pérdida de tiempo, y para los que la obligación de acudir es una losa que excita su rebeldía y convierte en un problema algo que en principio era una solución.
Si ya en los colegios de E. Primaria hay problemas para motivar a algunos niños/as; y en los institutos tienen dificultad para combatir el absentismo de muchos menores de dieciseis años, lo que se conseguiría es aumentar el mismo. No creo que la mente del joven cambiase de repente, y aprovechase las ofertas educativas como una posibilidad de mejora.
La solución estaría, en ofrecer algo que fuese atractivo para los jóvenes que se encuentran en dicha franja de edad. Puede que la estadística diga que están escolarizados, pero una matrícula y una gráfica solo son válidas a la hora de justificar una actuación política; a costa de agravar la convivencia en los centros. Cuando se aumentó la edad de escolarización obligatoria de los catorce a los dieciseis, en los centros escolares de las zonas marginales, tan solo se consiguió aumentar el número de los "objetores escolares". La medida debería haber venido acompañada, de un presupuesto que aumentase las plantillas de los centros que  tuvieron que asumir a estos alumnos. Además, hubiera sido deseable que se hubiesen previsto programas motivadores, de inserción laboral o de otro tipo que habría dado una salida exitosa a la reforma. No se hizo así, y la consecuencia fue una reforma educativa fracasada, cuando en realidad estaba bien planteada en sus orígenes.
El problema no afecta a todos los centros de la misma manera. Aquellos que tienen mayoría de alumnos/as que van a continuar sus estudios, hacia grados o módulos superiores, no sienten en sus carnes la parte inconveniente de la medida. Afecta sobre todo a los que atienden a la parte más humilde de la sociedad.
No podemos caer en el mismo error.No podemos plantear una medida, sin reflexionar sobre quien va a cargar sobre sus espaldas las consecuencias, La medida es positiva así asépticamente, si además se consiguiese llevarla a cabo apoyando a quienes van a sufrir las consecuencias negativas para minimizarlas al máximo, sería incluso una buena medida. Pero después de experiencias anteriores tengo ciertas dudas, Hay que innovar y más educativamente, pero en lo que hace referencia a tu trabajo y tu responsabilidad directa. En lo que hace referencia a los demás, experimentos con gaseosa.


lunes, 26 de octubre de 2015

EL PELIGRO DE CREAR CONVENCIMIENTO

Paseando ayer por Barcelona me percaté de lo complicado que tiene que ser la gestión escolar en estos momentos en la comunidad vecina. Ya era consciente del tema desde que tuve una conversación con un antiguo compañero de colegio, en la que me contó sus vicisitudes como miembro del Consejo Escolar del colegio público al que lleva a su hija pequeña. Me contaba que en el barrio en el que vivía la sociedad está muy fragmentada por la cuestión independentista, y que la mayoría de los padres no se decantaban públicamente por ninguna opción dentro del centro escolar, muchas de las familias tienen ascendencia europea y por tanto la procedencia de las familias del colegio es muy internacional, y que sin embargo desde la dirección del centro se marcaba muy claramente la intencionalidad política en muchas de las decisiones que se tomaban, seguramente siguiendo directrices políticas dictadas desde las altas esferas.
Es evidente que la escuela no puede desempeñar ningún tipo de papel en el desarrollo político de un país. Es evidente que desde los colegios, los profesionales que trabajan en ellos, deben tener el máximo cuidado para que sus opiniones personales no se filtren, ni mínimamente siquiera, hacia sus alumnos/as. Creo que esto se cumple casi a rajatabla. Pero también es verdad que la mayoría de las personas que dirigen un gobierno, o tienen posibilidad de hacerlo, saben que a la opinión pública se le convence a corto plazo a través de los medios de comunicación que crean opinión, y a largo plazo, a través del proceso educativo, que crea convencimiento.
Para los niños/as la figura de los padres y de los maestros no genera ningún tipo de desconfianza, por lo tanto, lo que se escucha en un pupitre, suele pasar directamente al campo de las convicciones, sin pasar por el filtro previo de la razón. A menor edad de los niños/as, más rápido y más profundo es ese convencimiento.
Por este motivo, es muy importante el que se acuerde un currículo entre todo el espectro político, desde el que se dejen las bases muy bien puestas y sólidas para poder crecer como ciudadanos/as y mejorar en todos los aspectos como país y como estado. Pero es que por esta misma razón, los partidos saben que los sentimientos y las convicciones se forjan en la infancia, es por la que no se ponen de acuerdo, y a mi entender tristemente, nunca se pondrán.
Los profesionales tenemos que centrarnos en la metodología. Esa es la parte técnica de la educación, y es en la que debemos dar nuestra opinión a la hora de redactar una reforma educativa definitiva. Por cierto se nos pregunta muy poco.
 Pero estamos a expensas de las derivas ideológicas que se quieren implementar desde los estamentos políticos. Debemos exigir a los responsables de estos puestos, que actúen con el objetivo de buscar una mejor sociedad para nuestros niños/as, no de lo que les interesa políticamente, que es una visión egoísta y cortoplacista.
Por eso paseando ayer por Barcelona y mirando a los balcones, me percaté de la gran labor que tienen ahora los colegios, para gestionar su realidad social día a día, y lo mucho que se les ha utilizado, desde todos los ámbitos para crear ese clima de convicciones enfrentadas.
¿De verdad que Educación para la Ciudadanía no era necesaria? Lo era y lo sigue siendo, pero donde más hace falta es en los parlamentos.

jueves, 22 de octubre de 2015

LO PRIMERO LOS NIÑOS/AS.

Hay profesiones que por definición tienen un carácter más vocacional que otras, es importante que te apasione lo que estás haciendo, para hacerlo bien. En otras sin embargo no es tan importante, no imagino ningún niño/a que diga que de mayor quiere ser peón caminero o encargado del mantenimiento de la red eléctrica, por poner un ejemplo. Sin embargo, casi todos/as quieren ser astronautas, veterinarios, médicos e incluso algún maestro/a.
Así pues, sin que esto desmerezca a ninguna, nuestra profesión tiene mucho de vocacional, y no podemos perder nunca esta cualidad que debe guiar nuestro quehacer diario. A la hora de afrontar nuestra labor, el primer pensamiento que deba aflorar en nuestra mente, es el bien de los niños/as, el segundo el bien de los niños/as y el tercero y último es el bien de los mismos. Las conveniencias  en las situaciones diarias que facilitan nuestra labor, debe ser algo secundario. Si alguna de nuestras decisiones ayuda en el proceso educativo o personal de uno de los niños/as, no debemos dudarlo, esa es la que hay que tomar, aunque nos suponga un problema o una dificultad  más o menos grave en las labores de gestión.
No entiendo profesionales de la educación que no tengan grabado a sangre y fuego este lema en su proceder, puede que los haya, pero para mí, dejaran de ser educadores y se convertirán en meros gestores de un colectivo.
No es lo mismo dirigir una empresa de productos químicos, por poner un ejemplo, que un centro educativo. Para el gestor empresarial, lo más productivo será lo más conveniente, y no tendrá ningún problema moral a la hora de tomar decisiones que vayan por este camino, puesto que a mayor productividad, mayores beneficios, y además, mayor estabilidad de los puestos de trabajo, o al menos debería ser así. No hay dudas, lo individual estará siempre por debajo de lo colectivo, repito,no hay dudas.

En el caso de un centro educativo, no está la cosa tan clara. Estamos trabajando con personas, niños/as normalmente, a los que hay que ver y atender en su individualidad y no solo bajo el prisma  del aspecto colectivo. Se producen paradojas a la hora de tomar decisiones, y algunas veces, lo que es mejor claramente para un alumno/a con una problemática especial, no siempre es lo más fácil para la gestión, que no desarrollo educativo, del grupo. En esto casos, aunque las decisiones conlleven dificultades, siempre hay que apostar por el bien de los niños/as con problemática especial. Hay que dirigir las actuaciones para que no causen ningún quebranto a los otros/as alumnos/as, eso se da por descontado, pero nunca debemos dejar de tomarlas para evitar situaciones complicadas o difíciles. Para eso estamos, y esa es nuestra labor. Si miramos primero, por facilitar nuestra labor docente o directiva por encima de las necesidades de los alumnos/as, estamos perdiendo nuestra vocación y estamos dejando de ser maestros/as y convirtiéndonos en otra cosa diferente.

lunes, 19 de octubre de 2015

EL FALSO VALOR DEL CORPORATIVISMO



El corporativismo, es una cualidad que forma parte de la concepción profesional que se tiene en este país, al menos en muchos de nuestros oficios. Y además, se suele valorar como una cualidad positiva, y  a mí, no me lo parece en absoluto. Es cierto que puedes identificarte mejor con alguien que tiene problemas profesionales parecidos a los tuyos, que se desenvuelve en un ambiente parecido, y que puede aconsejarte o incluso ser aconsejado por ti, al tener experiencias similares. Pero esta cercanía en las circunstancias en las que te manejas, no da la razón a los compañeros en su forma de actuar. No podemos otorgar la inefabilidad a alguien por el mero hecho de tener un cargo de responsabilidad parecido al tuyo, de la misma manera, que debemos tener siempre nuestra mente abierta a la posibilidad de errar en nuestras decisiones, y ser capaces de cambiarlas si nos percatamos de ello. Precisamente por esto es imprescindible someter continuamente nuestras actuaciones a una evaluación de las mismas.

Muchas veces cuando un compañero/a de equipo directivo nos comenta una problemática que ha surgido en su colegio, nos ponemos inmediatamente de su parte, sin pensar mucho en lo ocurrido, más todavía si el conflicto ha sido con un padre/madre o con la administración educativa. Pero puede darse el caso, de que el que haya actuado mal sea el docente, no podemos caer en un corporativismo, que no conlleva a una mejora educativa. Si no se ha actuado bien debemos decírselo, no regalarle los oídos con falsas apreciaciones. Aunque parezca que no nos afecta, sí que lo hace. Si se produce una mala praxis, la sociedad lo va a ver como un problema de toda la profesión, raramente se reduce la mala fama al lugar concreto donde se ha producido.
Puede ser también que el equivocado sea yo, en el juicio de la acción, por eso debo ser cuidadoso, y darle mi opinión al compañero/a, antes de difundirla por ningún sitio, pero muchas veces confundimos esta prudencia con el corporativismo y tratamos de tapar situaciones incómodas, para no vernos afectados, este es el error.
Yo no puedo ocultar una mala conducta de un maestro, por mucho que yo lo sea, de la misma manera, que nadie tiene que tapar las mías si las tengo, o las he tenido. Es más, no lo quiero, puesto que si no me comunican lo que estoy haciendo mal, no seré muy consciente de la situación y no podré mejorarla o atajarla en un futuro. Nadie es, ni puede ser, perfecto, así que es muy necesario que recibamos críticas constructivas sobre nuestra labor. Lo que sí que se produce sin embargo, y tristemente con más asiduidad, es la crítica perniciosa que no llega a nuestros oídos, y que por lo tanto no nos sirve de feed-back, la que solo  trae perjuicios, ya no solo a la persona aludida, sino a toda la profesión.
Si yo tengo un compañero/a que no está realizando su labor conforme a lo establecido por la normativa, se lo tendré que hacer saber, igual que deberán hacérmelo saber a mí. No deberé decírselo de forma agresiva, mi intención no debe ser nunca el herir a nadie, no creo que los profesionales tengan malas actitudes conscientemente, y precisamente por eso, por la buena voluntad y la vocación docente que todos tenemos, un comentario a tiempo puede llevar a una reflexión sobre la labor realizada que siempre es positiva, y muchas veces necesaria

jueves, 15 de octubre de 2015

LA IMPORTANCIA DE REMAR TODOS JUNTOS.

La tarea educativa no es sencilla, y no depende del colegio en su parte más importante, esta labor es familiar, y el colegio solo es un apoyo que facilita la responsabilidad parental.
Algunas veces, los problemas que surgen en el devenir educativo, pueden afectar al desarrollo educacional de los menores, y como consecuencia, pueden producirse algunos comportamientos en los niños/as que no son los deseables en un proyecto de ciudadano/a responsable y cívico. Cuando esto ocurre fuera del ámbito escolar, cada padre/madre actúa conforme su experiencia o sentido de la responsabilidad le guía. Todos los padres/madres podemos obrar  de una forma equivocada en algún  momento dado, pero no suele ser ningún problema, puesto que el cariño ejerce como factor corrector, y todo suele encauzarse por el buen camino.
Cuando los problemas de comportamiento tienen lugar dentro del centro escolar, en las horas de clase, o en el horario de las actividades complementarias, cada colegio activa lo previsto dentro del Reglamento de Régimen Interno, que está basado en el Decreto de Derechos y Deberes del Gobierno de Aragón. Cuando la medida educativa que se debe imponer al alumno/a es lo suficientemente importante, se le notifica a la familia, para que sea conocedora de la misma, y para que respalde la labor del colegio, de forma que el menor, vea que la suya,no ha sido una actuación responsable, y en el futuro, corrija su forma de proceder.
En la mayoría de los casos, cuando se produce una actuación merecedora de alguna medida de este tipo, el apoyo de la familia es inmediato; solo si el niño/a ve que todos los adultos que le rodean y que tienen responsabilidad en su educación, actúan con unanimidad, las medidas educativas tienen eficacia y llegan a buen puerto.
 Pero en algunos casos, algunas familias, cuando son requeridas para dar respaldo a las decisiones del centro, no tienen esta actitud positiva. Para empezar no confían en que el colegio actúe siempre buscando el bien de sus hijos, sino que creen que se quiere actuar contra ellos, en lugar de con ellos. En estos casos siempre aparece la misma afirmación."Seguro que algo le han hecho a él/ella primero". Desde el momento en que esta frase sale a relucir, ya poco se puede esperar del trabajo y el esfuerzo realizado. Por mucho que el colegio se esfuerce en hacer comprender al niño/a sobre los beneficios de un cambio de actitud ante un determinado comportamiento, al llegar a casa, le van a convencer de lo contrario, y el peso educacional de la escuela es mínimo si se compara al que tiene la influencia familiar.
El otro día en una situación como la que acabo de contar, un niño reconocía que su comportamiento no había sido el adecuado, se percataba de su error, y además de motu propio,  decía que debía pedir disculpas a un compañero con el que había tenido un mal encuentro. Como hecho educativo, actitud perfecta, todos podemos tener errores, lo importante es reconocerlos, intentar reparar el daño causado, y tener esto presente para no volver a tener la actitud anómala. Pues bien, el padre, en lugar de ver lo positivo de lo que estaba haciendo su hijo, se empecinó en el "algo te habrá hecho a ti primero", cuando le dijimos que el mismo niño era quien lo estaba reconociendo, nos apelaba a que lo estaba haciendo por nuestra "amenazante" presencia, y se lo llevo a un aparte para "aleccionarle".
Este es un hecho muy puntual, pero lo que está claro es que familia y colegio deben remar en el mismo canal.
Las dos partes son importantes en el hecho educativo de los niños/as. Pero quien guía la barca, el timonel, es la familia. El colegio puede advertir sobre el rumbo que se ha marcado en la navegación, pero sin tener acceso al timón poco más se puede hacer.
Por eso, las familias deben mantener un grado de confianza considerable con la labor del centro educativo. Los profesionales podremos hacerlo mejor o peor, nadie es perfecto, lo que es seguro, es que no queremos nunca más que lo mejor para los alumnos/as. Si no fuera así, no tendríamos nunca enfrentamientos con las familias, diríamos a todo que sí, y no encontraríamos ningún problema, pero lo importante son los menores. Es una reflexión importante que quiero dejar aquí.