Esta es una estrategia que los líderes de los grupos conocen bien, y no olvidemos que los equipos directivos son líderes, o al menos deberían serlo, del claustro de maestros/as. Si queremos unir a nuestro claustro no hay nada más fácil que buscar un enemigo común sobre el que aunar fuerzas ¿Y qué mejor enemigo que una nueve ley que nos va a hacer cambiar nuestra forma de trabajar? Y más aún si se multiplica el trabajo administrativo, verdadero ogro de los docentes. No voy a entrar ahora a analizar la LOMCE, creo que he dejado patente ya en otras entradas que no me convence su filosofía, pero que si acarrea un cambio metodológico, bienvenido sea. Lo que si que quiero analizar es utilizarla como cohesionador de grupos, pero cohesionador negativo.
Si nos enfrentamos a una dificultad, enfoquémosla como una posibilidad de mejora, como un reto motivador. Es algo a superar, no una dificultad que nos va a aplastar. Es mucho más difícil motivar positivamente que contra algo. Para hacerlo positivamente debemos convencer a todos primero, para ir contra algo o alguien no hace falta hacerlo. Pero sin duda las motivaciones positivas son las que perduran en el tiempo, son las que nos hacen crecer de forma permanente y las que nos hacen mejores personas.
Es muy difícil ganarte a un grupo a base de positividad, pero como he dicho antes las grandes montañas están para ascenderlas y todos los montañeros/as conocen la satisfacción de la vista desde la cumbre después del esfuerzo de la ascensión.
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