Asistí hace un tiempo a una conferencia de Antonio Bolívar donde
explicaba que la teoría, si no se basaba en el trabajo de base, no tiene mucho
sentido. Es algo que últimamente vengo reflexionando mucho y acaba siendo tema de comentario frecuentemente aquí.
Para algunos docentes, que están muy vinculados al mundo de la
pedagogía, me refiero a que además de maestro/as también han cursado la antigua
licenciatura, o el actual grado en Pedagogía, nada tiene excesivo valor si no viene
refrendado por la opinión de alguien con prestigio. Para estos maestros, los
estudios sobre el proceso educativo que no hagan referencias bibliográficas de
alguno de los "grandes", no debe tenerse en consideración. Cada vez
estoy más convencido de lo contrario. No necesito buscar referentes externos a
lo que me va enseñando mi experiencia diaria en el aula, es de aquí de donde
saco la mayor parte de mi aprendizaje, eso sí, tras una buena evaluación de
dicho proceso. No estoy negando las aportaciones externas como algo positivo,
ni mucho menos, todo lo contrario, pero no necesariamente han de ser de
Robinson ni de Swartz, ni de nadie por el estilo. Creo que viste menos, pero
son mucho más provechosas las influencias de Amparo, de Judit, de Isabel, de Nacho, de Samuel y de
María José, que son los que tiene una labor similar a la mía y que la sacan adelante
todos los días. Indudablemente esto es menos vendible, es menos publicitario,
en fin lo que ahora se llama menos "cool", y seguramente no seremos
noticia educativa en los foros de difusión de la Administración. Tristemente en
la sociedad actual, en muchos ámbitos, y la educación no es la excepción, la
estética está muy por delante de la eficacia y de la profesionalidad. Si un
docente realiza una buena práctica metodológica, no llegará al resto de la
comunidad educativa si no se vende bien, y no me refiero a la idea, sino al
docente. Por eso, para venderse, es importante el tener referencias consolidadas, no por la
importancia o no de los estudios de los que se aplican de referentes, sino por
el nombre que aportan a lo expuesto. Me parece muy triste.
Por ello, no todo
lo que nos venden desde las plataformas de formación son las mejores prácticas
que se están llevando a cabo en nuestras escuelas, sino que son las que mejor
se han vendido. No es que las metodologías que nos muestran sean malas, ni por
asomo quiero decir eso, pero también creo que se están llevando a cabo
prácticas tan buenas o mejores que las expuestas, y que sería bueno conocerlas
para poder adaptarlas a nuestra práctica docente si son susceptibles de
ello.
Sería bueno que se
otorgase un altavoz a las mismas, sin depender de las ganas de
"promoción" del docente que las está llevando a cabo. Y ¿quién mejor
que el cuerpo de inspectores para realizar esta labor? Nadie, sin duda alguna; pero ¿tienen tiempo y ganas de hacerlo? Me consta que ganas muchos de ellos sí,
pero están enterrados en un montón de burocracia y estadística, que tan solo
sirve para disimular y disfrazar con números un mal rendimiento del sistema
educativo. Si fuésemos capaces de liberarles de realizar estadísticas, de
controlar tonterías, si la Administración comprendiese lo que significa
autonomía de centros, y se flexibilizase para poder observarse a sí misma y
ensalzar las cosas buenas que hace, otro pelo nos correría.
El hecho de ser
famoso, de haber publicado un libro, o divagar sobre el hecho educativo,
normalmente sin tener mucho contacto con el mismo, no otorga ninguna autoridad
a la hora de defender una teoría que avale una determinada metodología. Lo que
realmente lo hace es haberla usado y haber tenido éxito en su aplicación. Y el
éxito es fácil de medir, se obtiene evaluando la competencia de los alumnos/as
tras haber trabajado con dicha metodología, es así de fácil. Por eso, el
defender una teoría sin pisar el aula, pues puede ser ocurrente, pero
para mí se queda ahí.
Me gustaría que desde la
Administración y sus medios, los inspectores nos fueran contando las buenas
prácticas que se van encontrando en sus centros de referencia. No sería tan
difícil, y desde ahí seguro que se podrían plantear cuestiones para facilitar
la adaptación de esas buenas prácticas a mi quehacer diario. Esos deberían ser
los puntos a trabajar desde la red de formación.
Un docente puede no querer
o no saberse publicitar y sin embargo su buena práctica puede ser de mucha utilidad
para el resto, aunque ni siquiera sepa que está trabajando inteligencias
múltiples o aprendizaje basado en el pensamiento. Nunca me ha interesado en
exceso la pedagogía, sí la didáctica, pero desde que comencé a trabajar, hace
ya muchos años, vengo repitiendo que en Primaria, entonces EGB, hay que
trabajar hábitos, técnicas y métodos, después de muchos años, y tras escuchar
una gran cantidad de teorías, sigo pensando lo mismo, aunque ahora se llame
trabajo competencial. Llamar negro a una persona de esa raza no es malo si le
tratas con el respeto que merece cualquier ser humano, es más, es lo normal. También
puedo adornarlo y llamarle afro español,
y no darle ese respeto, me parece que la opción adecuada esta clara. Las perífrasis verbales y la publicidad pueden ser un disfraz, debemos de aprender a ver
detrás del mismo.
IMAGEN ALBA LAMUELA
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