Los instrumentos de trabajo no son más o menos innovadores o
clásicos es sí mismos, sino que lo son por el uso que se hace de ellos. En el ámbito
educativo no hay nada más antiguo que un cuaderno, y sin embargo, podemos hacer
de él un elemento innovador de primer orden. Quiero señalar de nuevo que las
cosas no son mejores ni peores por ser innovadoras o nuevas, sino por los
resultados obtenidos con su uso. Es mejor hablar de buenas prácticas o buenos instrumentos.
Ya he comentado en
entradas anteriores que en la clase no utilizamos libros de texto, que
trabajamos por proyectos, y que intentamos realizar tareas lo más
multicompetenciales posible. He ido compartiendo varias de ellas desde aquí.
Sin embargo, el elemento más funcional y efectivo de los que utilizamos, es el
cuaderno de los alumnos/as. Pero le hemos dado al mismo, un uso completamente
diferente al habitual. Normalmente, la utilidad que le damos en la escuela, es exclusivamente, como soporte para la
realización de ejercicios por parte del alumnado, que posteriormente, son
corregidos por los docentes. Me parece limitar absolutamente todas sus
posibilidades.
Para empezar, en el uso que le damos nosotros, el cuaderno, es de utilización exclusiva de los
alumnos/as, no tiene ningún tipo de revisión por parte de ninguna otra persona,
ni siquiera por mí como docente. Es la bitácora personal del aprendizaje de los
niños/as, y su elemento principal de consulta a la hora de acometer una tarea
competencial. En mi colegio se trabaja también con la metodología de
"cuadernos inteligentes" donde se proporciona un "input" a
los alumnos/as, para que ellos elaboren en la contra página un
"output", pudiendo realizarlo desde el tipo de inteligencia desde el
que se sientan más cómodos. Es una gran estrategia, pero yo quiero dar un paso
más y que no sea el cuaderno el inteligente, sino la mente del niño/a. Cada uno
de ellos, va organizando las entradas que se sugieren en clase, desde una
estructuración particular que les sea cómoda y útil para su posterior consulta.
Podemos pensar que no son capaces de hacerlo y que no van a ser lo suficientemente eficaces, nos equivocamos. Son niños/as, no incapaces. Evidentemente, al principio, no van a hacerlo bien, van a equivocarse, van a plantear una estructuración que no es la mejor, pero conforme se van enfrentando a las tareas, es su misma experiencia, la que les va marcando el camino a seguir. Ahí está la función del docente, en pautar unas tareas que compliquen paulatinamente esa dificultad estructural. Por eso, no hay que realizarles corrección alguna en el cuaderno, para no mediatizarles, y que sean ellos los que se aproximen a su mejor solución. Esta metodología la estoy aplicando en los últimos cursos de Educación Primaria, quizá antes tiene que ser más dirigida, pero desde luego para la ESO es más que adecuada.
Podemos pensar que no son capaces de hacerlo y que no van a ser lo suficientemente eficaces, nos equivocamos. Son niños/as, no incapaces. Evidentemente, al principio, no van a hacerlo bien, van a equivocarse, van a plantear una estructuración que no es la mejor, pero conforme se van enfrentando a las tareas, es su misma experiencia, la que les va marcando el camino a seguir. Ahí está la función del docente, en pautar unas tareas que compliquen paulatinamente esa dificultad estructural. Por eso, no hay que realizarles corrección alguna en el cuaderno, para no mediatizarles, y que sean ellos los que se aproximen a su mejor solución. Esta metodología la estoy aplicando en los últimos cursos de Educación Primaria, quizá antes tiene que ser más dirigida, pero desde luego para la ESO es más que adecuada.
¿Quiere decir esto que no
hay evaluación de este instrumento de trabajo? Claro que la hay, consiste en
permitirles usarlo para la realización de las pruebas de evaluación que
determinemos. Por lo mismo, si yo les hago realizar una prueba escrita, dejo que
lo utilicen y lo saquen para poder consultarlo, es desde aquí, desde donde podré
evaluar si su estructuración es adecuada y provechosa en su aprendizaje. Si yo
busco niños/as competentes, me da igual si los contenidos están memorizados o
no. Lo importante es que sean capaces de realizar rápida y acertadamente, la
mayor cantidad de tareas y enfrentarse a situaciones de complejidad. Por lo
tanto, los instrumentos de evaluación deberán adaptarse a esta situación, y no al revés. Me
obliga a mí, como docente, a un cambio metodológico más profundo del que en un
principio puede parecer. Sí, renuncio a los libros de texto, pero cada niño está
elaborando el suyo propio. Está trazando su diario de aprendizaje, no puede
haber nada más personalizado, y por tanto eficaz. Nosotros lo estamos
utilizando así, y los resultados están siendo más que satisfactorios. El camino
parece más difícil de lo que realmente es, puesto que estoy construyendo muchos y distintos entre sí, pero si remonto el río, seguro que
llego a la cima, aunque tenga que ir construyendo el mismo en la andadura.
IMAGEN ALBA LAMUELA
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