Después de los últimos acontecimientos políticos del país estoy un
poco anonadado. Parece que se está vendiendo como bandera de negociación la
paralización de la LOMCE, y solo se nombra a las llamadas reválidas, sobre todo
se incide en la de bachiller.
No sé si se confía, por parte de los entes políticos, en la falta de reflexión de los ciudadanos, o
lo que es peor, es que no sé si esa confianza es acertada.
Varias
consideraciones, la primera que paralizar es dejar de poner en marcha, y la
LOMCE ha entrado en vigor completamente. Hasta el curso pasado esta medida
hubiese tenido sentido, ahora mismo, no. Está en vigor al 100%, se debería
hablar de derogación. La paralización, actualmente, no deja de ser un canto para
sordos, y se está vendiendo como un éxito de los grupos que buscan reformas, el
tema se comenta por sí mismo.
Por otro lado
podemos hablar de la reválida de bachillerato. Es la prueba que podría igualar
las oportunidades de los alumnos/as de todas las redes educativas del país,
pública, privada y concertada, siempre y cuando mantenga su carácter externo. Debería ser una reivindicación y asisto
estupefacto a lo contrario. Sé que esto que comento ahora mismo no es muy
popular, bueno populista, pero vamos a analizarlo.
Se dice que el
alumno/a ha estado sometido a un montón de pruebas para que se lo juegue al
final a una carta. Es cierto, además nadie puede decir que yo no sea un
defensor a ultranza de la evaluación continua y sumativa, No creo en los
exámenes, salvo como elemento unificador, y desde luego, puede haber pruebas que
no sean el examen memorístico al que estamos acostumbrados y que a veces no nos
deja pensar en otras posibilidades, mucho mejores, aún en una reválida. Sí, es
posible proponer una prueba basada en la investigación incluso con carácter
colaborativo.
Alguien que ha
llevado su proceso educativo de forma satisfactoria no tendrá nunca problemas
en superar esta prueba, que puede no tener carácter terminal y definitivo, pero sí puede
tratarse de un elemento más para la calificación del mismo.
La selectividad
cumplía este papel. El 99% de los alumnos/as que cursan bachillerato lo hacen
como paso necesario de acceso a la universidad, pocos ven en esta etapa una meta educativa. Pues bien, la casi totalidad de los mismos superaban esta
prueba sin problemas aunque no fuese en su primera convocatoria. La selectividad
tenía como prueba externa un carácter unificador, salvaba las posibilidades de
quienes no se pueden "pagar" buenas notas. Es positiva en sí misma
solamente por esto. No dependemos de la "magnanimidad calificadora"
del centro que pago o dejo de pagar. La reválida de bachillerato debía cumplir
este mismo fin, si desaparece ¿nos quedamos con la nota del centro educativo
para acceder a la universidad?
Además, como he
comentado antes, hay un sinfín de posibilidades para plantear esta prueba. Estoy de acuerdo que un examen tipo selectividad es un disparate, pero plantear
un proyecto, que puede ser colaborativo, no lo es, es tan solo más caro, pero
más justo, puesto que evalúa la capacidad competencial de los alumnos/as y no el
nivel de contenidos adquiridos, además ¿se trataba de esto no?
Es que una cosa es
plantear deseos desde una ley y otra es ser coherentes. Por eso no podemos
quedarnos con el caramelo de paralizamos la LOMCE, por mucho que yo vea una hoja
en el suelo, no tiene por qué haber llegado el otoño.
IMAGEN ALBA LAMUELA
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