Cuando viajas por otro país europeo, da igual el que sea, te percatas de la diferencia
entre los horarios que rigen su modelo
social y el nuestro. La primera vez, piensas que es una cuestión diferencial entre
dos culturas sin más. Cuando vas ampliando tus conocimientos turísticos, y el
abanico de países visitados se amplia, comienzas a percatarte de que en
España tenemos una disfunción horaria con respecto al resto de países de nuestro entorno.
Lo curioso es que cuando charlaba con mis abuelos sobre su infancia, este
año hubiesen cumplido los cien, no me refiero a la Edad Media precisamente,
relataban sus "batallitas" encuadradas en un modelo horario
completamente distinto al nuestro. Se levantaban temprano, para aprovechar la luz del sol.
Almorzaban con contundencia, el trabajo en el campo así lo requería, comían en
el tajo muchos días, y no lo hacían de forma opulenta, puesto que
inmediatamente debía regresar al esfuerzo físico. Y al volver a casa por la
tarde, la hora de la cena era bastante anterior a la que utilizamos ahora,
acostándose pronto.
Hemos cambiado todo este ritmo horario. El momento en que se hizo debió de
ser cuando empezamos a cambiar la hora, para gestionar mejor la luz solar nos dijeron. Lo
hicimos como otros países de nuestro entorno, pero mientras el resto de
naciones no modificaron sus costumbres horarias, nosotros las retrasamos junto
con la hora.
Hacia los años setenta u ochenta los trabajadores del sector
industrial y los funcionarios, reconvirtieron su jornada en unificada, y
pasaron a disponer del sábado como día festivo. Se adecuaron a las necesidades
de la sociedad para conseguir que su tiempo estuviese optimizado, mermado por los
desplazamientos y cambios de actividad lo menos posible.
Con todo ello quiero decir, que la sociedad en la que vivimos debe modificar
sus costumbres para obtener el mayor rendimiento posible. A veces se tiene más éxito
o a veces se tiene menos, pero desde luego no hay ninguna de estas costumbres
que permanezca desde la Edad Media. Se dice que los tiempos cambian, no es que
lo hagan, los que sí que lo hacen son los medios que tenemos a nuestra
disposición, las posibilidades que se abren ante nosotros, tanto tecnológicas
como de otro tipo.
En tiempos de mis abuelos, los niños/as, al menos los que tenían la suerte
de ir a la escuela, disponían de gran cantidad de vida familiar. No en vano en
cuanto era necesario, las familias requerían de su contribución a la economía familiar,
y acudían a colaborar en las labores agrícolas, y lo hacían todos juntos. Los
padres/madres acudían a casa temprano y también esto facilitaba las cosas. Una
de mis abuelas, que vivía en un entorno urbano, también relataba su vida
infantil con una intensa vida familiar.
Deberíamos enfocar otra vez nuestras costumbres horarias, pero ya no
escolarmente, sino socialmente. Si otros países de nuestro entorno han sido
capaces de obtener un mejor rendimiento al tiempo de vida familiar. Si mis
abuelos también lo conseguían ¿cuál es el problema para modificar ahora estas
costumbres, que por cierto no son tan antiguas? Yo no veo ninguno, tan solo el
famoso "siempre se ha hecho así", al que adornamos con todas las
razones pedagógicas que queramos insertar. En el fondo, y tristemente, se trata solamente de un paradigma. Reflexionemos con la mente abierta, pensemos en las ventajas e
inconvenientes que tiene para mi familia el cambio planteado. Hagamos una lista
con las ventajas e inconvenientes que tiene para otra familia, en situación
contraria a la mía, dicho cambio. Comparemos las listas, pero con la mente
abierta y con honestidad. Y después de todo esto, construyamos nuestra opinión. No nos obcequemos y enfoquemos la discusión desde un punto de vista futbolístico.
Imagen: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario