Está revolucionado todo el mundo educativo en Aragón, con la Orden de
organización de tiempos escolares. En entradas anteriores, he comentado las repercusiones
organizativas y de agravios comparativos que pueden darse, pero la realidad va
más allá.
Se están produciendo enfrentamientos entre diversos sectores de la comunidad
educativa, y lo que puede ser peor, entre posturas diferentes dentro de un mismo
sector.
Así podemos ver intereses diferentes entre maestros/as. Intereses distintos
entre unos padres y otros, que se ven agravados si no coinciden los que
sostienen los representantes del Consejo Escolar, con los que manifiestan
grupos importantes dentro de su colegio. En fin una maraña de intereses
personales que está tan enredada que no nos deja ver la realidad.
La realidad, a mi entender, es una sola. Se tiene que actuar buscando el bien de los
niños/as y de las familias. Sé que para unos grupos dicho bien está en la
jornada partida y para otros en la continua, así que tampoco debemos empecinarnos
en las razones pedagógicas. Tanto una postura como la otra van a encontrar argumentos
que justifiquen educativamente sus razones. Todo lo que se argumente en este
sentido acabará siendo mera sofística.
¿Entonces en que podemos basarnos para tomar una postura u otra? Solo se me
ocurre un punto de vista, que es el del aumento del tiempo de vida familiar.
A los maestros/as no se nos debería preguntar, ya sé que con esta afirmación
voy a enfrentarme a algunos/as compañeros. Nosotros debemos adecuarnos a lo que
decidan las familias del colegio. De la misma forma que es necesario para los
niños/as tener un periodo vacacional cada dos o tres meses, y gracias a ello
nos beneficiamos de un descanso, que por otro lado creo que por salud mental es
necesario, si las familias necesitan un tipo de jornada, no la debemos
discutir. Las reivindicaciones laborales, debemos ejercerlas en otros aspectos.
Por esta misma razón, la sociedad debería de dejar de quejarse de las vacaciones docentes.
Si lo primero son los niños/as, lo son siempre, cuando este argumento me
beneficia y cuando me perjudica. Así que deberían decidir las familias.
Por otro lado, si los alumnos/as van a poder permanecer en el colegio el
mismo tiempo, y lo que cambia es la distribución del mismo, las familias a las
que beneficie la jornada partida, no se ven perjudicadas. Aquí es donde se
esgrimen argumentos de rendimiento escolar. No me valen, puesto que los hay, y
muy válidos, para la postura contraria.
Las familias que con la jornada única
pueden beneficiarse de un mayor tiempo de vida familiar, no lo hacen a costa del perjuicio de los que no puedan. Así que a mi parecer,
si con el cambio de jornada, unos niños/as pueden ganar tiempo de estancia en su
hogar, con sus padres, que es el mejor modelo educativo, no podemos, ni debemos
cercenar esa posibilidad. La pena es que por cuestiones laborales algunas no
puedan beneficiarse de esta posibilidad, pero más valdrá que gane parte de la
sociedad, que quiere acogerse a un cambio, sin que haya perjudicados, a
que por mantener un paradigma, no haya perjuicio, pero tampoco beneficio.
A mayor tiempo familiar, mayor mejora educativa. Repito que el núcleo desde
donde se educa es la familia, el colegio es el lugar donde los niños aprenden.
Por esta razón mantengo mi apoyo a la jornada continua, lo demás me parecen
falacias interesadas.
Imagen: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
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