Muchas veces vemos a algún compañero/a realizando una actividad innovadora en
su aula, o vemos una entrada en un blog, o en una página web, o en un video y nos
gustan por mostrarnos una tarea que puede resultarnos motivadora. En ese
momento puede encenderse la bombilla vocacional, y nos planteamos que puede
resultar una mejora en nuestro proceso educativo. Incluso puede ser que la llevemos a cabo en
nuestra aula, sin tener en cuenta ninguna otra consideración, pensando que estamos ralizando una innovación educativa.
Si lo hacemos
así, no solo no estamos innovando, además estamos llevando a cabo una práctica
negativa, o al menos no positiva. Esto se debe al hecho de que nuestra labor
educativa, y la metodología es su parte más importante, debe ser coherente,
debemos tener una razón y un objetivo claros, antes de llevar a
cabo una actividad en clase. Si introducimos tareas o actividades sin más, solo
porque nos han parecido adecuadas por su estética, o por los resultados
obtenidos en otros grupos, y no están basadas en una reflexión metodológica, no
serán de gran utilidad para nuestros alumnos/as.
No digo que no se deban copiar buenas prácticas desarrolladas por otros
profesionales, justamente al revés, si algo funciona se debe adoptar. Pero esa
adopción de la tarea, no puede tratarse de un copia y pega sin más. Todas las
tareas son buenas siempre y cuando estén adaptadas al grupo donde vamos a
aplicarla y a la realidad que le envuelve. Siempre he dicho que ningún juego es
bueno, hasta que no lo he hecho mío. Cuando he realizado grandes juegos en una
actividad de tiempo libre, nunca me ha valido con la consulta de la
bibliografía y la simple aplicación. Siempre he cogido esos juegos y los he
adaptado al lugar donde iba aplicarlo, al grupo que iba a desarrollarlo, y lo
que es más importante, a mí mismo. Si yo iba a dinamizar el juego, debía
encontrarme cómodo en la ambientación y en la dirección , si yo no
disfrutaba jugando, no creo que hubiera podido insuflar ilusión, parte importantísima
en el desarrollo lúdico de la actividad.
En metodología educativa, sucede exactamente lo mismo, cada uno
tiene una forma personal de enfocar el proceso educativo, si varías sin un
convencimiento profundo tu forma de actuar, solo puedes llegar al fracaso. El
convencimiento es muy importante, puesto que solo alguien que cree en lo que
está haciendo, pero con una creencia fundamentada en bases sólidas, puede implicar emocionalmente a
los demás en la actividad a realizar. Sin esta implicación emocional,
transformaremos todo el proceso en una consecución de objetivos sin mucho
sentido, y por lo tanto no obtendremos todos los réditos que nos habíamos
propuesto.
Por eso, cuando me gusta una actividad, debo reflexionar sobre todo lo que
puedo conseguir de ella, debo darle todos los matices personales necesarios,
para que pueda sentirme cómodo/a con su utilización, es lo que yo llamo
hacerla mía.
Muchas veces cuando planteo a mis alumnos/as que realicen actividades que
están en los libros de texto, y no he tenido antes este proceso de
"apropiación" de la actividad, estoy desaprovechando multitud de
posibilidades, que a lo mejor con el pequeño esfuerzo de poner la lupa, o una mínima adaptación en un
punto o en otro, se podrían conseguir.
No es tan importante el realizar actividades innovadoras, como realizarlas
con fundamento, teniendo en cuenta que se adapten a los estándares que quiero
trabajar y a los objetivos que quiero conseguir.
La innovación educativa, no está tanto en el desarrollo de actividades
novedosas, como en la propiocepción de todo el proceso, para tener muy claro dónde
y cómo debo poner el énfasis. No consiste en hacer cosas originales así porque
sí, aunque puedan ser muy motivadoras, sino en que los alumnos lleguen a
superar los estándares de la forma más próxima a su experiencia y coherente
posible. Sin duda la novedad ayuda a la motivación, y por lo tanto a conseguir el éxito, pero no puede basarse en la casualidad, tiene que fundamentarse en la reflexión. No todo por ser nuevo va a ser mejor, la mayoría de las veces lo antiguo puede ser innovador si lo utilizamos de forma distinta. No consiste en embestir la realidad rechazando todo lo anterior, podríamos destruir algo que es positivo y merece la pena, consiste en buscar nuevos enfoques, a lo viejo y a lo nuevo, que optimicen los esfuerzos de todos.
Imagen: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
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