No voy a ocultar la pasión por el deporte de mi vida, deporte al que le debo
muchas cosas, y que me apasiona. Ese deporte es el BALONCESTO. Gracias a él he
forjado mi carácter, he mejorado como persona, incluso mi presente laboral,
tiene que ver con mi dedicación deportiva.
Es el deporte que está de moda en el día de hoy, España es campeona de
Europa, por tercera vez en ocho años, y Pau Gasol ha sido nombrado con treinta
y cinco años, jugador más valioso del torneo.
Puede que parezca fácil usar la figura de Gasol como referente, más aún,después de
haber logrado todo lo que ha conseguido, dos anillos de la NBA, varios All
Stars, y multitud de medallas en campeonatos con la selección.
Pero es que además, no pierde nunca la oportunidad, de mostrar su lado más
humano, su saber estar ante la vida, cuando lo más normal, es que con toda la
fama que le dan los medios, tuviese de vez en cuando una salida de tono, una
palabra más alta que la otra, y sin embargo, nunca reacciona de forma inadecuada. Es más, ya
no es que sepa mantener la formas en todo momento, es que, sabedor del calado
que tiene todo lo que dice, sobre todo entre la población más joven, siempre
intenta dar un sentido educativo a todas sus manifestaciones.
Es embajador de Unicef, de forma muy activa, con varios proyectos, en los
que participa, no solo económicamente a través de su fundación, sino
desplazándose a lugares en conflicto para aportar su imagen, a campañas
concretas.
Pues con todo eso, me parece más importante, que siempre que puede, intenta
encauzar a los jóvenes deportistas por los valores educativos del deporte. El
otro día, después de una de las actuaciones más memorables que yo he visto de un
jugador de baloncesto, me refiero al partido semifinal, contra Francia, declaró
que la clave de la victoria, había estado en el deseo y el trabajo. El poder
mantener ese nivel de hambre por la mejora en lo que haces, a pesar de tener las
estanterías llenas de títulos, y la cuenta bancaria más que bien surtida, nos
debe servir como ejemplo, cuando nos desanimamos ante las tareas que nos surgen
en nuestra vida laboral.
Puede ser que sintamos cansancio a la hora de afrontar los retos diarios, más aún cuando se trata de los mismos, que a modo de la roca de
Sísifo, debemos elevar todos los años. Puede que tengamos menos medios que
antes, o estén distribuidos de otra manera, sintiéndonos perjudicados. Pero si
Pau Gasol, con una selección con muchas bajas, creyó en el grupo, y mantuvo la
ilusión de un junior, nosotros podemos hacer lo mismo. En la mejora diaría, el trabajo es importante, pero yo creo que es la ilusión por mejorar el factor diferencial, que nos hace mejores profesionales y mejores personas.
Lo mismo ocurre con los alumnos/as, no podemos dejar que pierdan la ilusión
por ser personas mejor formadas, deben prepararse para afrontar los retos que este mundo les
va a plantear. A lo mejor esa ilusión está escondida, y no se dan cuenta de que
la tienen, debemos entonces, ejercer de líderes del grupo, y llevar a cabo la misma
misión que realiza Gasol en la selección. Puesto que lo difícil, no es
mantener tu ilusión, y ya es tarea complicada en sí misma, lo realmente
complicado es conseguir, que el grupo que te rodea, se insufle de tu pasión, y convencerles de salvar las adversidades, sabiendo que pueden apoyarse
unos en otros, y que al final, si no se relajan en el trabajo, se puede llegar
a ser campeón, aunque la mayoría de la gente no crea en tu grupo.
Creo que son
valores que debemos enseñar y que debemos asumir, por eso Pau no es solo un
referente baloncestístico, creo que también es un referente ciudadano. Raramente los deportistas profesionales de gran calado, entienden que el papel que desempeñan como ejemplo para los más jóvenes es importante, aprovechemos a Pau que ha sabido entenderlo, y que además lo lleva a cabo a la perfección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario