Leo en la prensa, que Aragón no va a aplicar este año la prueba de sexto de
primaria, la llamada reválida. Argumenta el gobierno autónomo, que desde el Ministerio no se han dado directrices claras sobre la realización de las
pruebas y las fechas van apurando, estamos a finales de abril. No les falta
razón en sus argumentos, es cierto; además la situación que más angustia crea
es la indefinición.
Los tres tutores/as del colegio, que están en el curso final de
la etapa, no saben todavía a que situación atenerse. Además aunque una
evaluación sea solamente el reflejo del proceso educativo, la vinculación, que
en principio tenía esta prueba con la promoción de los alumnos/as, otorgaba a
la situación cierto grado de angustia.
Lo cierto, es que me resultó extraño que el año pasado no se pasase la prueba en los
colegios con carácter experimental, para conocer los problemas que pueden ir
surgiendo y tener un curso académico para intentar subsanarlos. Tristemente, en el
mundo educativo nos estamos acostumbrando a andar a salto de mata
y corregir sobre la marcha, sin mucho análisis y sin una evaluación pormenorizada, las situaciones. !Qué irónico¡
No voy a lamentarme de la decisión tomada, es más, me veía organizando algo
complejo, y que debe hacerse con mucha programación a última hora, ajustándolo
a las pruebas British Council y a la evaluación final. Como Jefe de Estudios no deja de ser un alivio.
Sin embargo hay una
situación que sí que me parece que es un error. Una ley está para cumplirse,
aunque no nos guste. Debemos luchar por cambiarla si nos parece injusta, es más,
es nuestra obligación hacerlo, pero no cumplirla nos da un mensaje torticero.
Si la razón es que está sin estructurar, era obligación de la Consejería
recordarle al Ministerio a comienzos de año, que era necesario organizar la
misma, para que no llegásemos al momento actual.
Todo el mundo clama, aunque la mayoría de las veces sea de boquilla, por una
ley de educación estable, consensuada por todos/as y que dé estabilidad a la
situación educativa de la nación. Para eso no podemos estar con juegos de
trileros y ampararnos en defectos de forma, que los hay, para no terminar de aplicar una
legislación que está vigente. Actuar así llevará a hacerlo de la misma forma
cuando la situación política vuelva a dar la vuelta. Alguien tiene que romper
este círculo vicioso.
Con esto no le quito culpa al Ministerio de Educación, si quieres sacar
adelante una Ley Orgánica, debes desarrollarla de forma impecable, que nadie
pueda poner peros, que nadie pueda tener dudas en cuanto a su ruta de
implantación, y la LOMCE tiene de todo menos eso. No haber escuchado en su redacción a nadie, tiene estas consecuencias.
Los paganos, los de siempre, los niños/as y los docentes, que tienen que
estar bailando a dos aguas, sin saber a dónde ir. Aquí surge la inercia de no
cambiar nada en los procesos educativos por parte de los maestros/as. Saben que
por mucha ley que cambie, pueden seguir actuando de la misma forma que siempre.
Estas situaciones son un verdadero mazazo para la innovación. Es difícil
arriesgarse si no sabes hacia dónde va a dirigirse el camino.
Es muy urgente llegar a un acuerdo, olvidar los partidismos, y legislar definitivamente.
No vale con publicar en el BOE una ley que antes de aplicarse sea ya como un
anciano que se despide de nosotros.
IMAGEN : http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario