A pesar de la aplastante mayoría, como la convocatoria requería un 55% del censo a favor,no pudo salir adelante. Como nosotros/as emprendimos el proceso conociendo dicha circunstancia, ahora no podemos quejarnos de los resultados, pero sí que podemos y debemos, realizar un análisis de los mismos.
Queda evidenciado que la mayoría de las familias quieren un cambio en la jornada escolar, nuestros resultados no son particulares, en la casi totalidad de los colegios donde el proyecto no ha sido aprobado, el número de votos por el cambio ha sido mucho mayor que el contrario, cercenándose la posibilidad por el número de abstenciones.
Es cierto que un cambio tan importante, debe realizarse con una mayoría suficiente y cualificada, pero también es evidente, que con los números que hemos tenido, esa mayoría está más que evidenciada, sin embargo la tradición va a tener muchísimo más peso que el deseo de los padres/madres.
Curiosamente la convocatoria venía ligada a un proyecto de innovación educativa. Aquí viene la paradoja, se pretende innovar, o sea buscar métodos y estrategias nuevos y sin embargo la aprobación viene marcada por la tradición de forma aplastante. En otras palabras, apuestas por el cambio sin dejar que se cambie.
Si se quiere innovar hay que ser valiente, lanzado y arriesgar por ella, no poner trabas administrativas, y las condiciones de la votación eran una barrera que se ha demostrado muy difícil de superar. Me parece que si aprovechas la circunstancia para apostar por la innovación, tienes que facilitar que los proyectos puedan salir adelante. Velando para que la mayoría necesaria sea cualificada, pero esto ha sido excesivo.
Tristemente, la semana próxima tenemos las jornadas de puertas abiertas y se va a abrir el periodo de solicitud de plazas escolares. La voluntad y el deseo de las familias se inclinan claramente hacia la jornada única, y teníamos claro que si podíamos ofrecer este tipo de jornada, lo íbamos a notar positivamente en el número de solicitudes. Nuestra situación geográfica en una esquina de la ciudad, que nos condiciona negativamente, se vería contrarrestada con la nueva organización del horario. En fin no ha sido posible, deberemos luchar contra todos los hándicaps que nos atenazan, sin poder disponer de esta ventaja que a mi entender era importante.
Quiero acabar con una última reflexión. Cuando a los niños/as les definamos democracia como el poder de decisión de la mayoría, y nos acordemos de la jornada de ayer, ¿qué cara vamos a poner?
Es como tener un pastel al que hay que añadirle azúcar.
Imagen: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario