Este curso hemos querido darle otro empujón a nuestro programa de apoyos
educativos, así que hemos perfilado de nuevo los apoyos que nosotros llamamos
de compensación educativa. Sé que el término está desfasado y no hace
referencia a lo que la normativa actual define, pero lo importante es que
describe bastante bien el trabajo que queremos realizar y el perfil del
alumnado al que queremos llegar. Se trata de dar una continuación a los apoyos
preferentes que desarrollamos en los dos primeros cursos de Educación
Primaria. Los niños/as que acuden a este tipo de apoyo son aquellos que se
desenvuelven en clase con la carga de tener algún año de desfase curricular,
pero que no son susceptibles de ser atendidos por las compañeras de Pedagogía Terapéutica.
Gracias al trabajo que se realiza en los primeros cursos, el número de
estos alumnos/as cada vez es menos numeroso, y tenemos muy claro que muchos de estos
niños/as por la situación social y familiar en la que se mueven van a tener muy
complicado alcanzar los estándares mínimos exigidos en la E. Primaria. La dificultad
está más acentuada en un colegio como el nuestro, donde la lengua vehicular en
más de un tercio de la jornada escolar es el inglés, así que aprovechamos
precisamente estos momentos, en el que el resto de los compañeros están en
clases que están vinculadas al British Council para desarrollar estos apoyos.
Esto ya supone un cambio con la organización anterior, cuando aprovechábamos
las horas de matemáticas y de lengua española para realizarlos. Nos ofuscaba el trabajo a realizar que no nos dejaba ver la verdadera necesidad de los niños/as.
A pesar de que en nuestros apoyos de compensatoria trabajamos un trabajo
competencial matemático y lingüístico en español, tiene más sentido realizarlo
en horario British, puesto que su competencia en ese idioma es muy limitada, no
podemos olvidar que se trata de niños/as con desfase curricular, y nos parece
mucho más provechoso reforzar metas que puedan ser asequibles, que no intentar
algo que la experiencia nos dice que es imposible de conseguir, la mayoría de
estos niños/as son "objetores del inglés".
Así pues, nos encontramos con alumnos/as de un perfil muy específico y con
poca motivación hacia lo que supone lo escolar. No podemos rebajar niveles y adaptarnos
a su nivel curricular sin más, por mucho que el número reducido de los grupos
nos ayude a tener una relación más personal e individualizada. El rebajar el
nivel y utilizar textos de cursos más bajos a los que están cursando, no va a
elevarles ni la autoestima ni la capacidad de esfuerzo, todo lo contrario, era
nuestra estrategia anterior y fue muy poco exitosa.
Así que lo primero que tenemos claro desde este curso es que tenemos que
llegar a los detalles que pueden emocionarles y engancharles a una realidad y
un trabajo que mejore sus competencias. La primera idea fue trabajar por
proyectos, plantearles una finalidad atractiva que les motivase. Pero los compromisos
a largo plazo les desbordan, son incapaces de plantearse metas no ya con un mes
de distancia, incluso con una semana. No están acostumbrados. Necesitan
imperiosamente tener refuerzos positivos constantes. Así que nos hemos
planteado trabajar a través del aprendizaje basado en retos APR. Les planteamos
un pequeño reto que tienen que superar, en forma jugada y, a través de los
medios informáticos y de la pizarra como elementos de apoyo, tienen que llegar
a resolverlos. Los resultados van a una hoja de cálculo que refleja los
resultados de cada uno y desde allí generamos una pequeña competición que está
sirviendo de elemento motivador.
No utilizamos ningún libro de texto ni cuaderno, este detalle empezó siendo una
sorpresa, pero que nos ayudó a no generar ningún tipo de rechazo hacia la
actividad.
Otro elemento motivador que estamos encontrando es la confianza. Ya no en su
capacidad, ese será un paso posterior, confianza en sus personas. Si vamos a
realizar un montaje fotográfico sobre la jornada de Halloween, les dejamos las
cámaras de fotos del colegio, incluso las de más valor, con total libertad, ese
detalle que puede parecer insignificante, está motivando a los alumnos/as
sobremanera, no están acostumbrados a estos gestos. A veces nuestras grandes
metas nos pueden llegar a hacer olvidar la magia de las cosas pequeñas.
Bueno, la verdad es que reto tras reto, asamblea tras asamblea, no solo nos
están ayudando a conseguir mejorar las competencias matemática y lingüística,
el trabajo de inteligencia intrapersonal está dando su frutos, y ayudamos y
colaboramos con el que están realizando nuestras compañeras en los apoyos
emocionales, muchos de los niños/as comparten los dos tipos de apoyo, tiene
lógica puesto que en la mayoría de los casos, las dos carencias vienen marcadas
por el origen socioeconómico familiar.
Así pues estamos emprendiendo una nuevo camino que esperemos nos lleve a
buen puerto, en entradas posteriores iré comentando los resultados que nos da
el Aprendizaje Basado en Retos, conforme la experiencia vaya avanzando y
podamos analizar más datos con evaluaciones más numerosas y más profundas, pero
de momento las expectativas son altamente positivas.
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