A estas horas, y un seis de julio, me encuentro en el colegio en la más absoluta soledad. Parece mentira que pueda darse este ambiente de tranquilidad, cuando normalmente el bullicio se adueña del recinto; no puede ser de otra forma si está lleno de niños, o incluso de maestros/as.
Estoy solo con el cuadro de horarios delante de mí, sin terminar de cuadrar los turnos de los apoyos, que son quizá los más difíciles, por aquello de que cuando ya te faltan pocos, los huecos posibles son muy escasos, y es casi imposible encontrar las posibilidades que puedan cuadrar en las necesidades y viceversa,
Así pues, sudando a la gota gorda, por la climatología y por la dificultad de la empresa, la concentración tienen que ser máxima, me cuestiono si no estaría mejor sentado en mi parcela, con un buen libro en la mano, a la sombra de los pinos y con una bebida fría cerca de la hamaca. La respuesta es clara, es sí, de momento el sufrir por que sí no es una de las posibilidades que contemplo. Así que me pregunto a mí mismo, las causas por las que renuncio a esa posibilidad para concentrarme en un sudoku de los difíciles, y que no puedo dejar sin terminar.
La primera respuesta, podría ser por el aumento del complemento que tiene la jefatura de estudios, pero todo aquel que ha estado en un puesto directivo, sabe que si tu motivación es pecuniaria, acabas quemándote rápidamente, no merece la pena para las horas de más que tienes que poner, sale la hora de trabajo a un precio ridículo. Otra respuesta, podría ser, el salir del aula para realizar otra actividad, a veces maestros sin mucha vocación, ven aquí la posibilidad de realizar otra tarea en el colegio, sin el contacto físico con los niños/as. En mi caso tampoco es este el agente motivador, para mí, el momento de dar clase es una especie de oasis, que me carga las pilas, que me hace ver a realidad de la situación del colegio y que me ayuda a seguir. Es más, el curso próximo, no voy a poder impartir Educación para la Ciudadanía, por motivos evidentes, y me encargaré de lo apoyos que llamamos de "compensatoria", lo que me motiva especialmente, me gustan los retos difíciles. Así que solo se me ocurre una razón para estar pasando ya calor a estas horas de a mañana; y es que desde un equipo directivo, puedes llevar a cabo más fácilmente tu ideal educativo, puedes implementar, con mayor facilidad, las ideas innovadoras que siempre has querido plasmar en los colegios, y lo que es más importante, puedes motivar a los compañeros/as, a que se lancen a poner en común y llevar a cabo, las que ellos/as tengan.
En fin, que si estoy pasando calor a estas alturas del mes de julio, es por que todavía conservo algo de la vocación e ilusión que tenía al salir de la Escuela de Magisterio. Que no la he perdido del todo, es más la he aumentado, y que a pesar de los años, creo que podemos seguir mejorando mucho.
Esa es la razón, por la que a pesar de poder estar en mi hamaca a la sombra, estoy aquí cuadrando los horarios, y además estoy con una sonrisa. TODAVÍA QUIERO SER MAESTRO.
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