Es un mantra que empieza a coger fuerza todos los años cuando acaba el curso escolar. La verdad administrativa es, que los docentes tenemos que coger nuestro mes de vacaciones en el mes de agosto; no podemos cambiar quince días a nuestra conveniencia, y nunca, nunca, podemos disfrutar de periodo vacacional durante el curso escolar.Todo esto tiene sentido y no creo que nadie pueda discutirlo. ¿Pero qué pasa con el mes de julio?. Indudablemente estamos a disposición de la administración que si nos designa para realizar cualquier tipo de labor, como funcionarios que somos, dentro de las labores que tiene asignadas el cuerpo de maestros/as, no podemos negarnos a llevarlas a cabo.
Estas labores suelen circunscribirse al desempeño de la labor de tribunal de oposiciones. Es muy típico que en los centros docentes haya un gran alboroto el día que se designa a las personas que deben componer dichos tribunales; hay caras de alivio y de preocupación si tu nombre puede estar entre los designados.
Ahora, indudablemente, en julio no estamos en periodo vacacional. No debemos asistir a los centros de trabajo, muchas veces la temperatura que hay en los mismos haría legalmente inviable esa posibilidad, a no ser que se dotase a los colegios de presupuesto para la instalación de aire acondicionado. Por lo mismo, enlazo esta idea con una entrada anterior en la que hablaba de flexibilidad laboral. El maestro/a no está de vacaciones, está fuera del centro de trabajo, pero debe seguir aprovechando este periodo para su realización profesional. Obligarle a la realización de cursos de formación, tampoco estaría exento de una fuerte inversión económica; no puedes obligar a nadie a financiar dicha formación. Pero un docente, en la sociedad actual, puede autoformarse. En la red hay gran cantidad de recursos; existe la posibilidad así mismo, de adelantar y preparar las programaciones del curso que viene, aunque esto también tiene pega. Si la administración fuese capaz de tener las plantillas de los centros ya designadas a principios de este mes, y el proceso de adscripción del profesorado no debiera demorarse hasta septiembre, sería posible. Tal y como están las cosas no puedes sugerir a nadie que prepare las programaciones de un curso que no sabe cual es. Por eso nosotros intentamos adelantar este dato, a la mayor cantidad de maestros/as del claustro posible, los definitivos del centro.Y algunos/as aprovechan el tiempo, ya no de julio, sino también de agosto.
Así que son muchos los pros y los contras que surgen para realizar una labor u otra durante este mes estival. Lo que sí que es cierto, es que muy pocos maestros/as se toman el mes de vacaciones. No hace falta estar delante de los pupitres, para estar preparando estrategias, planificando, aunque sea mentalmente procesos educativos, y lanzando en la mente posibles soluciones didácticas a problemas que nos hemos encontrado durante el curso pasado, y que con gran probabilidad, vamos a tener enfrente el próximo.
Cuando alguien se dedica a nuestra profesión, es difícil, casi imposible, desconectar tu mente totalmente, y no ver el mundo desde un punto de vista docente. Así que a todos/as los que sufren por las vacaciones de los maestros/as, les tranquilizo. P
uede que todos/as no estemos en los colegios, pero la mayoría de nosotros seguimos trabajando en una rara especie de flexibilidad laboral, la de la visión del mundo con gafas de maestro/a.
No hay comentarios:
Publicar un comentario