Esta semana es una semana de despedidas, ya no solo por los compañeros/as interinos que nos dejan, es lo normal, sino por los definitivos/as que después de estar bastantes años con nosotros/as, tirando del carro, hombro con hombro se disponen a incorporarse en otro centro con un nuevo proyecto e ilusiones renovadas.
Es un momento difícil, aunque la cabeza dice que si has elegido cambiar es porque tu situación personal sale beneficiada, el corazón arrastra hacia la permanencia. Todos los que hemos trabajado a gusto en un colegio, hemos pensado, cuando nos dan en el concurso provisional, si no sería mejor ejercer la renuncia y posponer nuestra marcha unos años; pero estos pensamientos son sentimentales y muy poco racionales. Cuando estando en Sariñena me asaltaron estas dudas, un compañero me dio un gran consejo, "si te da pena marcharte ahora, ¿no te dará la misma o más el curso que viene?". Estas palabras las intento repetir a mis colegas que se van del Labordeta con tristeza. La verdad es , que ver que un/una buen profesional deja el centro, genera pena e incertidumbre ante las posibles cualidades que tendrá su sustituto/a. Desde la jefatura de estudios, es algo a tener muy en cuenta; pero lo importante es que en el momento de su despedida se vayan satisfechos con el trabajo realizado, y orgullosos de haber participado en nuestro proyecto, que es el suyo, en un momento de su vida profesional. Si se van que sea porque van a ganar en calidad de vida, y que esto compense el cambio de centro.
Este año perdemos a muchos compañeros, la mayoría interinos, aunque como ya dijimos en entradas anteriores son repetidores, y siempre nos queda la esperanza de reencontrarlos el curso próximo, con lo cual la despedida no es dolorosa, es simplemente, un posible hasta septiembre. Pero nos deja una compañera definitiva, Laura , que se va al lado de su casa; que suerte tienen en Montecanal, se va una de las mejores profesionales con las que he tenido el gusto de trabajar, una trabajadora infatigable, una profesional innovadora, y una gran persona.
Cuando he tenido que buscar acomodo a alguien a quien estoy unido afectivamente, bien sea cuando dejé mi tutoría para coger la jefatura de estudios, o bien he necesitado un tutor de prácticas para mi ahijado, que había elegido nuestro cole para terminar su formación, no lo dudé ni un instante, ahí estaba Laura; podía depositar en ella mi más absoluta confianza. Lo mejor es que en el centro hay muchos compañeros/as en los que puedo apoyarme con tranquilidad, pero quizás Laura, al haber compartido conmigo tutoría de nivel ha sido alguien especial.
A pesar de todo esto que he contado, estoy feliz con su marcha, va a estar más cerca de sus hijos y va a mejorar su calidad de vida; además, es un buen momento para encontrar puentes de colaboración con otros colegios y que mejor embajador/a que alguien tan comprometida en nuestro proyecto educativo.
Así pues, creo que si los compañeros/as que nos dejan, repito que algunos/as espero que mometáneamente, se van contentos con nosotros, añadiendo su estancia en el Labordeta como un buen momento profesional en sus vidas, es que estamos realizando un gran trabajo. Es una de las mejores evaluaciones externas a las que nos sometemos, si nuestro claustro de maestros/as está comprometido con nosotros es que estamos trabajando bien, y señal de que sin duda, estamos en el buen camino.
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