Muchas veces, queremos ser innovadores en multitud de cosas muy complejas. Le damos vueltas a nuestra actividad didáctica para encontrar estrategias metodológicas que resuelvan la problemática que queremos afrontar. Para ello, recurrimos a algún programa que hemos encontrado en la red, o que alguien nos ha recomendado, y nos parece la panacea universal. Además, normalmente, en cuanto nos hacemos con el control de la herramienta, nos parece la única que puede servirnos y desterramos la posible utilización de otras. No está mal el especializarnos en determinados programas para llevar a cabo nuestra actividad, pero cuando los mismos no tienen una difusión muy generalizada, nos encontramos con muchos problemas a la hora de usarla, o de ampliar la potencialidad de nuestra labor. Por eso, el uso de herramientas que tienen un uso general nos ayuda a la hora de trabajar escolarmente. No puedo dedicar mucho tiempo lectivo al aprendizaje de un programa, tengo que centrarme en lo que quiero conseguir a través de él. Si no, estaríamos centrándonos en la herramienta en lugar de hacerlo en los estándares que quiero que los niños/as adquieran.
Por este motivo y no por otro, el poder utilizar herramientas de uso común, aunque sea teniendo que morir al palo de lo comercial, puede ayudarnos. Es verdad que deberíamos potenciar todo el software libre, y nosotros estamos en ello, es más, para nosotros programas como Open Office, o el sistema operativo Linux Ubuntu empiezan a ser habituales.
Pero también hemos tenido algún problema en la gestión de secretaría por el uso del paquete Filemaker y sus compatibilidades, nos pasó lo mismo que a los usuarios del sistema de video beta o 2000, que tuvieron que acabar usando VHS, a pesar de tener menor calidad, por estar más generalizado. Repito que pese a ello no tenemos que renunciar al software libre, ni pensamos hacerlo, todo lo contrario.
Sin embargo, lo que es evidente, es que tampoco debemos caer en el esnobismo de repudiar lo que todo el mundo tiene a su alcance, y en estos tiempos, la amplia mayoría de los maestros/as disponen de un teléfono móvil desde el que reciben correo electrónico, así que sería absurdo no utilizarlo para agilizar la gestión del colegio.
Todas las mañanas desde las jefaturas de estudios de los centros deben ajustar los grupos a las ausencias de los maestros/as que puedan producirse. Para comunicar dichas sustituciones se han empleado varios métodos que son eficaces. Un listado en el tablón de anuncios de la sala de maestros/as, una nota que se entrega al llegar por la mañana etc. Pero ¿no es más rápido y personalizado mandar y recibir un correo electrónico especificando estas circunstancias? A nosotros así nos lo parece, y aunque seguimos colocando el listado en el corcho de la sala común, a las ocho y media cada docente recibe en su móvil el correo con las incidencias del día. Así tiene tiempo para poder asimilar las circunstancias especiales del momento y no se las encuentra de sopetón al llegar. Tiene más tiempo para ajustar su trabajo diario a las circunstancias específicas y esto ayuda a una mejor asimilación y predisposición ante las novedades del día.
Es una tontería, pero ante la sorpresa y buena acogida de la compañera que he mencionado antes, he creído que no estaba de más compartirlo como una innovación organizativa más.
Imagen: http://enfocandoaalba.blogspot.com.es/
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