Estuve el otro día en un concierto de Miguel Rivera, un virtuoso guitarrista
que nos deleitó con un montón de composiciones. Además de recomendar vivamente
su música y disfrutar tremendamente con los temas que interpretó, nos comentó
los mismos, y nos indicó el proceso que había seguido para llegar a ese grado de
perfección técnica, tanto en la interpretación como en la composición y arreglos. Me hizo reflexionar y extender varias de las mismas hacia el proceso
educativo. Sin duda la primera es evidente, solo se puede rozar la perfección a
base de trabajo, trabajo que puede llevar a la desesperación si los resultados tardan en llegar. Comentaba Miguel que
alguna vez estuvo a punto de arrojar su guitarra contra la pared. Solo el precio de
la misma evitó ese desastre. Pero fue más allá, llegado a un punto en su
carrera musical, sintió que debía seguir avanzando, y lo hizo con la búsqueda
de nuevas afinaciones. Primera confluencia con la práctica educativa. Si los
métodos que utilizamos siempre, no consiguen el resultado que buscamos, lo
evidente es dirigirte por otro camino, que seguramente estará inexplorado, pero
que puede que nos lleve a buen puerto.
Otra cosa que me llamó mucho la atención, es que antes de empezar un tema,
necesitaba afinar su guitarra, aquí tenemos la segunda confluencia. En
educación debemos tener un feed-back constante, que nos ayude a mantener una
buena dirección. Para lograrlo es imprescindible una evaluación precisa y lo
más objetiva posible del proceso, y especialmente de la labor docente.
El tercer impacto llegó cuando interpretó el tema Scherezade de Rimsky
Korsakov, pero no realizó una performance clásica, se aventuró con una innovación
atrevida, y lo hizo de tal forma que parecía otra canción, a pesar de que se
reconocía la melodía.
Muchas veces al pensar en innovación creemos que tenemos
que desterrar totalmente nuestras prácticas habituales, y romper absolutamente
con lo que estamos realizando actualmente. No es así, lo que hacemos puede
cumplir bien con nuestros objetivos educativos. Pero la sociedad en la que
estamos educando, ha cambiado substancialmente en los últimos veinte años,
sobre todo tecnológicamente. La mayoría de las veces, unos retoques de
actualidad consiguen una mayor eficiencia educativa. Con ellos se lográ una sintonía
mayor con nuestros alumnos/as que trae aparejada una mayor y mejor motivación
hacia lo que les planteamos.
No consiste en hacer cambios drásticos sino
pequeños retoques metodológicos. Innovamos más de lo que nos parece,
podríamos compartir muchas de nuestras experiencias diarias, que erróneamente, nos parecen
poco relevantes.
Ser innovador no consiste en romper, consiste en
transformar, en adaptar lo que hacemos a la realidad social en la que vivimos y
trabajamos. Si Rimsky Korsakov hubiese dispuesto de los medios técnicos con los
que cuenta Miguel, a lo mejor hubiese compuesto Scherezade de otra manera. Lo
que es seguro, es que si pudiese escuchar la versión de Miguel, no diría que hay que
ceñirse a los arreglos primigenios porque siempre se ha hecho así. Estoy convencido de que estaría encantado.
Os dejo otro tema de Miguel Rivera, no he conseguido Scherezade, innovación en estado puro.
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