Acabo de leer la nueva orden que va a regir la evaluación en los centros educativos de la Comunidad de Aragón. En principio me ha gustado, va en la línea que seguimos en el colegio. Da importancia a la evaluación competencial, ya he explicado en entradas anteriores mi apuesta por ella. Simplifica los elementos a evaluar, priorizando la evaluación sobre la calificación, simplificando la labor administrativa, calificatoriamente hablando, por parte de los docentes.
Utiliza los instrumentos de evaluación como medio para conseguir una aumento metacognitivo del proceso, lo cual siempre es positivo, me gusta. Ese es el camino que debemos tomar. Incide pues, en la evaluación del proceso, dándole tanta importancia como a la evaluación de los alumnos/as, y reseñando su importancia como linea que marque la formación de los centros. A veces los maestros olvidamos con mucha facilidad este punto, y es sumamente importante.
Yo quizá hubiese primado la calificación competencial, sobre la de área, pero creo que conociendo la realidad que nos rodea, hubiese sido ir muy deprisa, así que es mejor no querer correr demasiado, convencer antes que imponer, y no caer en uno de los errores de la orden anterior.
Una vez dicho esto, me parece fenomenal que se quiera formar a la gente en la evaluación, y que esta sea sencilla, sin que nos veamos obligados a utilizar medios de apoyo informáticos, pero no podemos olvidar que se nos obliga a calificar, y a calificar competencialmente, y que esa calificación debe ir reflejada en los boletines de la evaluación final como indica la orden.
¿Alguien se imagina como serán las reuniones de evaluación final sin una ayuda? Deberemos analizar cada una de las competencias, alumno por alumno, llegar a un acuerdo y dejarlo reflejado, esto va a eternizar la evaluación, y desde la extensión la misma, vendrá la inoperatividad. Es aquí cuando sí que se necesita algo que nos ayude y nos haga más eficaces, pero no una herramienta utilizada desde la imposición de la norma, sino algo que nos ayude a realizar mejor nuestra labor burocrática.
Desde luego que en el proceso el momento de la calificación es el menos importante, pero si la orden nos sigue obligando a calificar deberemos hacerlo de la forma más cómoda y eficaz posible.
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