Hemos tenido la suerte de que la empresa de ascensores Schindler, a través
del padre de una alumna, nos donase una veintena de ordenadores para reponer
las antiguallas con las que nos manejábamos en la sala de informática del
colegio. La verdad es que nuestros "abueletes" estaban operativos,
los hemos mimado mucho, a pesar del uso constante a los que los sometíamos, pero hemos salido ganando. Ha
sido un alivio, hemos visto que la lentitud, no era una cualidad de la
informática, sino que tan solo se trataba de que los equipos viejos no podían
soportar algunos de los programas que tenían instalados.
Eso sí, hemos tenido una pega, no tenían nada instalado, ni siquiera sistema
operativo. No era cuestión de comprar licencias a Windows, y gastarnos un
dinero que nos hace falta para otras cosas, sin saber además los recursos que
nos iba a consumir. Los equipos son de segunda mano, y aunque están casi nuevos, y desde
luego mucho mejor que los que teníamos antes, no es cuestión de invertir a
ciegas. Así que nos lanzamos hacia la recomendación que hacen los expertos.
Instalamos el S.O. Ubuntu, y nos hemos enamorado. Es cierto que debes cambiar
algunos conceptos, sobre todo si estás demasiado familiarizado con algunos
paquetes que funcionan solo en entorno Windows, pero una vez que superas eso,
es una auténtica gozada. Al consumir muchos menos recursos, ganas en velocidad,
incluso en la navegación. Como empiezas desde cero, solo instalas aquello que
sabes que te va a hacer falta, dejando atrás toda la morralla acumulada,
consiguiendo que el equipo se ralentice lo menos posible. Además te libras de
muchos de los virus que circulan por la red, así que puedes asumir el riesgo de
no congelar el ordenador, incluso de no tener que instalar un antivirus, además
si se infectase, la verdad es que se instala el sistema relativamente rápido,
con lo que no tenemos que dedicar demasiado tiempo a las reparaciones.
Pensaba que no tendría a mi disposición muchos de los programas que estaba
utilizando, nada más lejos de la realidad, cuando vas a instalar software, la
multitud de programas que te ofrece es inmensa, y la mayor parte son gratuitos,
como el sistema operativo, una auténtica gozada.
Ya sé que con esta declaración no estoy descubriendo nada nuevo, es algo que
todo aquel mínimamente introducido en el mundo de la informática, conoce. Por
eso desde la administración educativa nos animan a que utilicemos el software
libre.
Tanto me ha gustado, y tan práctico me parece que le he dedicado una semana
a instalarlo también en los tablets-pc, con una gran acogida por parte de los
alumnos/as que no temen ninguna dificultad en su manejo.
Iba a hacer lo mismo con los ordenadores que manejan los maestros/as, ya
digo que espoleado por la misma administración, y cuál fue mi sorpresa, cuando a
la hora de cargar el programa de gestión desde donde debemos realizar todas las
labores administrativas, no me permite utilizar el entorno Linux, me hace morir
al palo de Windows. No tiene sentido el hecho de querer promocionar algo, que
además es bueno y gratuito, y no usarlo en las herramientas que obligas a
utilizar al profesorado, es de locos, pero así funciona la mayoría de las
veces nuestra administración, propone cosas inconsecuentes, puesto que las
ideas de un departamento, no se coordinan con las de otro. Aquí no se trata de
una cuestión económica, es más si se lo tomasen en serio, podrían ahorrar mucho
dinero. Yo sin ser informático, he cambiado casi todos los ordenadores del
centro, sin costarnos un euro, he adaptado las herramientas de calificación para que puedan ser utilizadas con open office desde la versión todo terreno. Es cuestión de voluntad real, y de no quedarse
en las meras intenciones, es querer algo y proponerse de verdad hacerlo. Es el
gran defecto de nuestra administración, ¿seremos capaces de cambiarla?
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